Las obras de Nebreda se caracterizan por ser una amalgama de emociones, en ellas, crea atmósferas de espacios abiertos con gran delicadeza y sensibilidad. Para ello, recurre a grises claros y blancos, que aportan gran luminosidad a la composición, marcando la direccionalidad de las pinceladas para recrear la violencia del viento. De forma abstracta, Nebreda remarca la impresión de desasosiego que causa el fuerte viento, propio de la estación invernal. Algunos críticos, afirman que esta luz – en incluso diríamos, el clima- propio de Galicia, posibilidad que puede ser acertada teniendo en cuenta las largas temporadas que la artista pasa en la Comunidad, debido a su matrimonio con un escritor gallego. Una vez más, la pintora nos traslada sus sensaciones ante lo vivido, invitándonos a participar de ello.