La primera vez que viajé con Brittany Ferries, me quedé dormido en la cubierta mirando las estrellas. Sí, así como lo oyes. Después de una cena fantástica y unas copitas de más, decidí que era buena idea contemplar el cielo nocturno... ¡y desperté con la brisa de la mañana y un camarero ofreciéndome un café! No es el modo convencional de disfrutar la travesía, pero desde luego fue memorable.
Para aquellos que nunca habéis probado esta experiencia, os recomiendo echar un vistazo a ferrybarcelonamallorca.es para ampliar información sobre rutas marítimas en España. Brittany Ferries opera principalmente entre Reino Unido y el norte de España, conectando puertos como Portsmouth o Plymouth con Santander y Bilbao, ofreciendo una alternativa estupenda al avión.
Un viaje que es parte de las vacaciones
Lo que realmente distingue a Brittany Ferries es que el trayecto ya forma parte de tus vacaciones. A diferencia del estrés aéreo —esos controles de seguridad interminables, las limitaciones de equipaje y la sensación de viajar como sardinas enlatadas—, el ferry te permite comenzar a relajarte desde el minuto uno.
¿Sabéis qué es lo mejor? Poder llevar tu propio coche. La primera vez que embarqué el mío, estaba nerviosísimo, sujetando el volante como si fuera a salir volando. "¡Avance, avance!" me gritaba un marinero mientras yo trataba de no chocar contra las paredes metálicas. Ahora me río, pero os prometo que esas rampas de acceso parecen más estrechas cuando tienes 20 coches detrás esperando.
Las rutas y el trayecto
El trayecto más popular es Portsmouth-Santander, que dura aproximadamente 24 horas. Suena mucho, ¿verdad? Pero es que no se trata solo de ir de A a B. Es dormir mecido por el mar, despertar con un desayuno inglés completo y pasar el día entre actividades, buena comida y paisajes marítimos.
También existe la ruta Plymouth-Santander, y las que conectan con Bilbao. Los barcos suelen zarpar por la tarde y llegar al día siguiente. Es como tener un mini-crucero incluido en el precio del transporte.
Comodidades que te harán olvidar que estás en un barco
Los ferries de Brittany no son aquellas barcazas funcionales que quizá imaginas. Son auténticos hoteles flotantes. La flota incluye barcos como el Pont-Aven o el Cap Finistère, con camarotes que van desde los funcionales interiores hasta suites con balcón.
Mi consejo: si tienes un poquito más de presupuesto, invierte en un camarote exterior. La diferencia entre tener una ventana y no tenerla es brutal, sobre todo si el mar se pone picado y necesitas un punto de referencia visual.
Los restaurantes a bordo ofrecen desde opciones de autoservicio hasta experiencias gastronómicas completas. Recuerdo mi sorpresa la primera vez: esperaba sándwiches envasados y me encontré cenando mejillones al vino blanco mientras veía ponerse el sol sobre el Golfo de Vizcaya.
Pequeños detalles que marcan diferencia
Algo que me encanta es el ambiente relajado. No hay prisas. No hay esa sensación de "venga, venga, venga" tan típica de los aeropuertos. Puedes pasear, tomar algo en el bar, ver una película en el cine a bordo o simplemente sentarte en cubierta viendo pasar los delfines (sí, a veces se ven delfines nadando junto al barco, y es una pasada).
Eso sí, un consejo práctico: si eres propenso al mareo, no seas valiente. Tómate la pastilla antes de zarpar. Hay poco tan miserable como pasar 24 horas mareado cuando podrías estar disfrutando. Yo aprendí esto por las malas, tumbado en el camarote maldiciendo mi soberbia mientras mi pareja disfrutaba del buffet.
La logística: consejos prácticos
Para sacar el máximo partido a tu viaje, llega con tiempo. El embarque suele comenzar unas dos horas antes de la salida, y aunque el proceso está muy organizado, agradecerás no ir con el tiempo justo.
Los precios varían mucho según temporada, pero ronda los 400-800€ ida y vuelta para dos personas con coche en temporada alta. Parece caro, pero cuando piensas que incluye transporte, alojamiento para una noche y te ahorras el alquiler de coche en destino... las cuentas salen.
Un truco: Brittany Ferries tiene un programa de reserva anticipada. Si sabes cuándo viajarás, puedes ahorrar hasta un 30%. Yo siempre reservo mis cruces de verano en enero o febrero, y la diferencia es notable.
¿Es para todos? Ventajas e inconvenientes
Vamos a ser sinceros. Si lo único que quieres es llegar a tu destino cuanto antes, el avión sigue siendo más rápido. El ferry es para quienes disfrutan del viaje tanto como del destino, para familias que necesitan llevar más equipaje, para quienes quieren llevar su propio coche, y para aquellos a quienes no les gustan los aeropuertos.
La gran ventaja: cuando llegas a España, estás descansado, con tu coche, y listo para continuar tu viaje sin depender de transportes públicos o alquileres.
Recuerdo a una familia que conocí en mi último viaje. Llevaban a sus tres hijos y dos perros. "En avión habría sido imposible", me dijeron mientras los niños correteaban por la cubierta y los perros descansaban tranquilamente en la zona habilitada para mascotas.
Curiosamente, muchos británicos utilizan esta ruta para sus mudanzas a España o para trasladar objetos que no podrían llevar en avión. El límite de equipaje es básicamente "lo que quepa en tu coche", lo cual es una bendición para quienes viajan por largas temporadas.
Así que, si estáis planeando un viaje a España y tenéis tiempo, considerad esta opción. Es una forma diferente de viajar, menos estresante y más cómoda. Y quién sabe, tal vez os encontréis, como me pasó a mí, disfrutando tanto del trayecto que la llegada a destino casi os parezca secundaria. Aunque eso sí, quizá mejor evitar quedarse dormido en cubierta... a menos que os guste desayunar con gaviota de fondo.