Laxeiro nace en Don Ramiro (Lalín), pero pasa su infancia en Botos (Lalín), donde su primera maestra, Teresa López, se da cuenta del talento artístico del niño, animándolo a que continúe pintando. Con trece años es reclamado junto a parte de su familia por su padre desde Cuba. Allí trabaja primero como ayudante de escenografía, luego en una agencia de publicidad y, finalmente, como proyectista de vidrieras artísticas, al tiempo que asiste de noche a clases de arte.
En 1925 regresa a Galicia y ejerce en Lalín como barbero. En 1930 el Ayuntamiento de Lalín le concede una beca. De este modo, Laxeiro se traslada a Madrid para matricularse, por libre, en la Academia de Bellas Artes, visitando asiduamente el Prado. Al año siguiente continúa en Madrid, esta vez con una beca de la Diputación de Pontevedra.
En 1933 regresa a Lalín y un año después realiza su primera exposición individual en la Facultad de Filosofía y Letras de Santiago. En su etapa inicial, entre los años treinta y cuarenta, su pintura busca un camino propio, consiguiendo asentar un personal estilo a base de una figuración que bebe en la tradición de la escultura medieval, barroca y popular gallegas, que es influenciada por un expresionismo bien singular y es deudora de una parte de la pintura europea que a partir de los años veinte recupera plenamente la forma figurativa.
En el curso 1940-1941 ejercerá la docencia en Pontevedra, al tiempo que decora el Café Moderno con uno de sus murales, para trasladarse en 1942 a Vigo, donde celebra exposiciones y enseguida adquiere fama entre la burguesía de posguerra, ganándose la vida como retratista.
Marcha a Buenos Aires en 1951 y vive allí casi treinta años, en lo que se considera el período donde adquiere una mayor independencia artística. Su obra oscila en estos momentos entre una continuidad y una mayor agresividad de la pincelada, disuelve la realidad en color y gesto, creando estructuras rítmicas y de trazo enérgico, pero conservando su mundo peculiar, con Galicia al fondo.
Permanece en Argentina hasta 1970, con algunas temporadas en España. En 1968 se inaugura el Museo Laxeiro en Lalín, lo que influye en su deseo de regresar de América. Cuando lo hace, se instala en Madrid durante dos décadas, aunque pasa grandes temporadas en Lalín y Vigo.